lunes, 7 de marzo de 2016

DUELO

El tema del duelo está presente desde los orígenes del psicoanálisis. Lo analizo Breuer en su trabajo sobre histeria. Freud habla de un lugar vacío. Lacan dice que la pérdida de un objeto produce un agujero en lo real.
En duelo y melancolía, Freud afirma que el duelo es "la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, la patria, la libertad, un ideal, etc".
El duelo es dolor, tan intenso que puede llegar a ser físico (dolor por la  pérdida de alguien amado, dolor por la separación de pareja, dolor por perder el trabajo, etc). Y debemos enfrentar la situación, reaccionar, hacer algo para mermar el dolor.
Freud propone un trabajo para el duelo y un tiempo para su elaboración. Distingue varias etapas:
* Reconocimiento de la pérdida; cuya aceptación es imprescindible, pues " la negación de la pérdida puede afectar el contacto y el reconocimiento de la realidad".
* Desligamiento libidinal del objeto perdido (retiro de cargas).
* Aceptación, pérdida e identificación. Duelo melancolía, el objeto perdido es incorporado al yo y se mantiene allí mediante una identificación.
* Resolución del trabajo del duelo. El yo vuelve a quedar libre y exento de inhibiciones.
Toda pérdida reactiva angustias y sentimientos de culpa infantiles, y dependerá de como haya elaborado el lactante esas pérdidas (pecho bueno - pecho malo) la adecuada o inadecuada resolución de los duelos posteriores. Melanie Klein "todo duelo reactiva duelos infantiles tempranísimos y conmueve toda nuestra estructura psíquica".
Melanie Klein remite a Freud cuando habla del "juicio de realidad", o sea el reconocimiento y aceptación de la realidad de la pérdida, como parte del proceso del duelo y lo jerarquiza como el método más importante para que el niño venza los estados de duelo. "Sólo gradualmente -dice Klein- obteniendo confianza en los objetos externos y en múltiples valores, es capaz el sujeto en duelo de fortalecer su confianza en la persona amada perdida, Sólo  así puede aceptar que el objeto no fuera perfecto, sólo así puede no perder la confianza y la fe en él, ni temer su venganza".
El sujeto en duelo necesita aliviarse recordando la bondad y buenas cualidades de la persona perdida.
klein destaca aspectos positivos y creativos, junto con el dolor experimentado, surge el amor por el objeto y el sujeto siente que la vida seguirá existiendo a pesar de todo, y que "el objeto amado perdido puede ser conservado internamente. En esta etapa -dice Klein- el duelo puede hacerse productivo. Sabemos que experiencias dolorosas de toda clase estimulan a veces las sublimaciones, se dedican a la pintura, a escribir o a otras actividades creadoras bajo la presión de frustraciones y pesares.
Según Freud en el duelo el objeto amado ya no está, el sujeto debe quitar la libido de sus lazos con el objeto, a lo cual se opondría, y puede llegar a un extrañamiento de la realidad, y a una retención del objeto por una psicosis alucinatoria. Lo normal es que esto no ocurra, pero la normalización demora, pero una vez concluido el duelo, se retorna a la normalidad.
En la melancolía la pérdida proviene del subconsciente, mientras que en el duelo, no hay nada inconsciente.
La separación con el objeto es lenta y con mucho gasto de energía, Freud habla de la lucha por la ambivalencia (amor-odio). Amor por el objeto perdido y reproches constantes por haber desaparecido. Y la fijación de la libido al objeto. La culminación del trabajo del duelo se daría cuando el Yo puede declarar perdido al objeto y la libido pasa a estar disponible para investir otros objetos, lográndose, entonces, una sustitución del objeto perdido, quedando el Yo "libre y exento de toda inhibición".
Toda elección de objeto es siempre narcisista. Un sujeto puede perder diferentes objetos, pero sólo lo sumirán en un duelo aquellos que tienen estatuto narcisista. Y el narcisismo cuestiona que el objeto perdido sea sustituible.  Freud dice que el hombre " no abandona gustoso ninguna de las posiciones de su libido, aún cuando les haya encontrado ya una sustitución".                                                       Nos preguntamos entonces ¿Es la sustitución la culminación del trabajo del duelo?.
Lacan nos dice que el duelo provoca un "agujero en lo real". Es un agujero en la existencia íntima.
Ese agujero en lo real altera todo el universo significante; ocasionando un desequilibrio en la estructura subjetiva, quedando el sujeto en una posición de privación. Lacan habla de frustración, privación y castración. Son modos de posicionamiento del sujeto frente a la falta. Frecuentemente el sujeto le atribuye a alguien la responsabilidad de esa pérdida o se siente a sí mismo como responsable. De ahí la aparición del sentimiento de culpa con que se atormenta.
El trabajo del duelo implicaría un desafío a la estructura del sujeto para recomponer su universo simbólico.
No es posible sustituir sin pérdida ( no es posible sustituir al objeto porque ya es otro), se puede encontrar otro amor, otro objeto, que evocará algo, pero no es el mismo, siempre está en juego la diferencia, porque es el deseo el que está ahí, y el deseo es, por estructura, insatisfecho, porque el objeto está irremediablemente perdido.
Lacan le otorga al duelo una función que implicaría, más que la sustitución del objeto, un cambio de posición en el sujeto con relación al objeto perdido.